20 de setembro de 2021

Paseos.


    Ayer, M. yo y unos amigos salimos a pasear por varios concejos de la región. El domingo empezó con la misa del Santo Cristo y de la Virgen Dolorosa, las festividades del pueblo, con un dato curioso. Cuando M. y yo llegamos a la iglesia, ésta se encontraba llena de gente, ya con algunos de pie. Había miembros de la protección civil, por esto de la pandemia, y no dejaban que nadie más entrara en el espacio; sin embargo, una de las chicas de la institución nos invitó a entrar, bajo la condición de nos quedarmos de pie. El cura nos vio y pedió a uno de los miembros de la protección civil que nos dijera que podríamos subir al altar y quedarnos junto a él. Toda la gente nos miraba, sorprendida. Fue una actitud muy bonita del cura, y una demostración de que la homosexualidad en España no es un tabú como en Portugal. Incluso en un pueblecito del rural y por los sacerdotes, todos nos aceptan. La Iglesia de España debería romper con la autoridad de Roma. Seguro que sería la iglesia cristiana más abierta y tolerante del mundo.


La presa de Chandrexa de Queixa


    Por la tarde, fuimos a comer a un restaurante en Chandrexa de Queixa, y después de gira por los pueblecitos de aquí, que son preciosos, y además me subí a un columpio -y mirad que no soy temerario-. Gané confianza, y unos minutos después ya me balanceaba. M. me sacó unas fotos geniales. Esta región donde vivimos, en medio de la montaña orensana, es hermosa. Los valles y las montañas nos dan una idea de profundidad impresionante. Es todo nuevo para mí, un chico de la gran ciudad. Puedo deciros que estuvimos, además de en Chandrexa de Queixa, que ya conocíamos, en Vilariño de Conso, o Bolo (As Ermitas), Viana, A Veiga, y es probable que me olvide de algún pueblo más.

    Me gustaría hablaros de una casa preciosa, la Casa das Pedriñas (en gallego), que fue construída en 1970, toda en piedra. Se sitúa en A Veiga. Es una de las atracciones del pueblo, y es la foto que os dejo aquí.
    

Precisosa, ¿a que sí?



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